No sufra, haga un plan y sígalo.
¿Por qué hacer hoy lo que puede dejar para mañana? Si esa es su filosofía general, puede que sea usted un procrastinador. Aunque procrastinar puede ser gratificante a corto plazo, no le hace ningún favor a usted ni a su carrera a largo plazo. No sólo aumenta sus niveles de estrés, sino que puede conducir a un rendimiento inferior y frenar su crecimiento general.
Merece la pena tomar medidas para eliminar el hábito de la procrastinación. Aquí tiene cinco consejos y trucos que le ayudarán a conseguirlo:
Establezca objetivos
¿Se fija regularmente objetivos y los revisa con frecuencia? Si no es así, ésta podría ser una de las causas subyacentes de su procrastinación.
Muchas veces, la procrastinación es el resultado de no saber qué dirección tomar. Esto puede deberse a la falta de objetivos específicos. Cuando establece objetivos, no sólo se da una fuente de motivación, sino que se da una cosa o cosas específicas para trabajar. Esto significa que puede dividir sus objetivos en pasos manejables y que sabe lo que tiene que hacer para conseguirlos.
Fijar objetivos específicos puede ser una buena forma de evitar la procrastinación de forma proactiva.
Piense en lo que puede ganar.
Considerar por qué desea dejar el hábito de procrastinar puede ser una poderosa fuente de motivación. En primer lugar, considere lo siguiente: ¿de qué manera la procrastinación le está frenando o causando problemas en su vida o en su carrera?
Tal vez se haya dado cuenta de que cada vez que deja un proyecto para el último momento, se pierde el sueño, lo que conduce a un aumento del estrés, que le pone de mal humor. Ninguna de estas cosas sienta muy bien. A continuación, piense en lo que podría ganar si no procrastinara. Por ejemplo, en la situación anterior, se podría dormir más, mejorar el comportamiento y tener una mayor sensación de vitalidad en el trabajo. Eso sí que es una victoria.
Establezca una rutina.
La falta de rutina puede facilitar la pereza y la tendencia a la procrastinación. Si se establece una rutina que se adapte a su horario y estilo, es más probable que mantenga un sentido de la disciplina y haga las cosas con eficacia.
Por ejemplo, algunas de las personas con mejores resultados tienen una rutina regular que implica levantarse temprano. Esto les permite disponer de un tiempo de tranquilidad por la mañana, de modo que pueden quitarse de encima las tareas o los correos electrónicos para que, cuando llegue el momento de trabajar, puedan centrarse en lo que hay que hacer.
Por supuesto, una rutina no tiene por qué estar grabada en piedra. Una de las cosas buenas de la rutina es que te proporciona una infraestructura. Siempre puede desviarse de ella, pero siempre tiene esa estructura para mantenerse organizado y en la tarea. Esto hace que sea mucho más fácil evitar la dilatación.
Aborde las tareas molestas con antelación
A medida que avanza el día, puede parecer cada vez más difícil reunir la energía necesaria para emprender un proyecto difícil. Para tener más probabilidades de terminar con éxito un proyecto que le tienta a procrastinar, acéptelo a primera hora del día.
Hay varias razones para ello. En primer lugar, generalmente se tiene más energía por la mañana, lo que hace que se esté mejor preparado mentalmente para afrontar una tarea difícil. Además, cuanto más temprano en el día, menos correos electrónicos, solicitudes y cosas inesperadas han surgido, por lo que es uno de los mejores momentos para atender algo sin interrupciones.
Si tiene una tarea importante que procrastina, dedique un periodo de tiempo cada mañana a ella. Se sentirá más productivo, más capaz y será más probable que la haga a tiempo.
Hágalo sin más.
Gran parte de la procrastinación se rige por la duda y la incertidumbre. Si este es su caso, tenga en cuenta una técnica creada por Tim Ferris apodada “la regla de los cinco segundos”.
Es bastante sencilla: cuando se tenga la inclinación de actuar sobre un objetivo o hito, hay que empezar a trabajar inmediatamente -en cinco segundos-; de lo contrario, el cerebro empieza a poner excusas y se inclina por la procrastinación. Si se adopta este enfoque de “simplemente hazlo”, se puede emprender la tarea con un mínimo de dudas, miedos o pensamientos excesivos. A veces, el mero hecho de empezar es todo lo que se necesita para tomar impulso.
Esos pocos segundos de trabajo pueden convertirse fácilmente en minutos u horas dedicadas a la tarea, ayudándole a evitar caer en la trampa de la procrastinación.
Incentivarse a sí mismo.
Ninguno de nosotros está por encima de un pequeño e inofensivo soborno. A veces, la mejor manera de hacer las cosas es incentivarse a sí mismo. Por ejemplo, digamos que desea terminar un proyecto pero tiene problemas para procrastinar.
Para ponerse en marcha, puede fijarse el objetivo de que si lo termina un día antes de la fecha de entrega, se dará un capricho. Puede ser una cena fuera, ropa nueva… lo que sea que te mantenga motivado. Cuando llegue a su objetivo y se dé un capricho, consolidará el mensaje de que las cosas buenas suceden cuando no se procrastina. Esto podría conducir a un aumento de la productividad y a menos bloqueos mentales: ¡este es el tipo de reconexión neuronal que puede prepararle para el éxito!
Pregúntese si es usted un procrastinador y qué puede hacer para solucionarlo.
Contenido traducido y adaptado de Entrepreneur
Francisco Esteban Pérez Yoma es un ingeniero y empresario chileno del sector inmobiliario. Estudio en el Saint George’s College y en la Universidad de Chile, donde se tituló como Ingeniero Civil.