Las emociones son el lenguaje universal. La forma en que se sienten las emociones es la misma en cada uno de nosotros. Lo que desencadena nuestra emoción es personal, pero sí podemos sentir nuestro propio dolor entonces podemos saber cómo es para otro sentir su dolor. Debido a esta identificación proyectiva, podemos empatizar y guiar a otros con mayor conciencia y mayor vinculación. Para ser un líder excepcional debemos ser capaces de ponernos en la piel de otro, y sentir lo que está sintiendo.
1. Autoconciencia
Los grandes líderes tienen un profundo conocimiento de sí mismos y están comprometidos con su propio desarrollo personal. Para ser grandes debemos hacer lo mismo. Las personas más influyentes de la tierra, las que han dejado el impacto más significativo, lideraron desde el corazón. La empatía no es algo que aprendamos de un libro. Se gana a través del sufrimiento. A partir de nuestro sufrimiento, llegamos a aceptar el dolor y el desafío como partes integrales de la vida, y totalmente necesarias para un gran liderazgo. Piénselo, ¿le gustaría seguir a un líder que nunca ha sufrido? ¿Cómo sabría esta persona qué hacer, o cómo liderarnos en el frente de batalla si nunca ha estado allí antes? Para ser grandes, debemos saber cómo liderarnos a nosotros mismos a través de nuestros propios miedos para saber cómo liderar a otros a través de los suyos.
2. Autocontrol
La empatía se sacrifica más fácilmente cuando estamos disgustados, enfadados o decepcionados con otra persona. Tendemos a ser los más hirientes e impacientes en estas situaciones. Lo importante es tratar de practicar y tomar un momento para aclarar las cosas antes de hablar.
Los grandes líderes dicen a los demás cuándo una conversación tendrá que esperar hasta que estén lo suficientemente claros para comunicarse responsablemente. Hay una sabiduría en saber que las conversaciones pueden ser puestas en espera. No podemos ser reactivos y empáticos a la vez. Al tomarnos un tiempo, somos capaces de asimilar la experiencia de sentimiento y la percepción del otro de una manera que tiene sentido, o al menos despierta preguntas que pueden hacerse con empatía, en lugar de acusación. Se llega mucho más lejos en el negocio cuando tenemos suficiente empatía con el otro para asegurarnos y aprovechar nuestro propio autocontrol antes de hablar.
3. Comunicación
La empatía es la gran sanadora de la falta de comunicación. Es la emoción que mueve a la gente y a las situaciones a través de los momentos de atascamiento. Sin empatía, las soluciones son forzadas, en lugar de poderosas. Los líderes excepcionales cuentan con la empatía como un catalizador para el cambio. Hace de la comunicación un proceso bidireccional, colaborativo y reflexivo. Permite la vulnerabilidad. Con la empatía la gente se siente vista e importante. Para desarrollar un ambiente de trabajo que conduzca al éxito, debemos ser capaces de conocer a las personas donde están. Debemos ser capaces de entender, respetar y poner en práctica el punto de vista de otra persona, en lugar de sólo el nuestro. Este tipo de comunicación introduce el concepto de equidad en la ecuación del éxito.
4. Otro centro
Cuando somos empáticos nos preocupamos por cómo son los demás. Los líderes excepcionales preguntan a los demás cómo están, qué necesitan y qué sienten. Esto aumenta la unión, la honestidad y la conexión. Cuando tenemos una idea clara de cómo se sienten los demás sobre lo que están haciendo, podemos apoyarlos y guiarlos mejor. Cuando los demás confían en que los apoyamos, se dan cuenta de que no están solos y sin ayuda. Debemos tener presente que si queremos que los demás se involucren en lo que estamos haciendo y que respondan con cooperación a lo que les pedimos, entonces debemos considerar sus ideas y también cómo perciben quiénes somos. Para ser grandes, debemos utilizar la empatía para guiar todos los aspectos de nuestra vida, permitiendo que influya no sólo en lo que decimos, sino también en la forma en que decimos lo que decimos, y permitir que dirija el tipo de preguntas que necesitamos hacer. Cuando se dan estos pasos, naturalmente inspira el desarrollo de la empatía en los demás.
5. Límites
Los líderes excepcionales esperan enfrentarse a situaciones en las que se dan cuenta de que la única manera de que una persona de su equipo pueda crecer es tener que retirarle su apoyo, o establecer límites en torno a su apoyo en un esfuerzo por proteger su naturaleza generosa. Para seguir siendo empáticos, los grandes líderes saben que deben proteger sus corazones y ponerse en primer lugar en las situaciones negativas. A través del ensayo y error, también debemos llegar a entender que hay personas que pueden permanecer en nuestros corazones, pero no en nuestras vidas o negocios. Si estamos tratando con una persona incapaz de empatizar, debemos separarnos de ella. Todo lo que se necesita es una persona tóxica para detener el camino del éxito de todo un equipo. Es imposible trabajar con alguien que está constantemente a la defensiva y no está dispuesto a escuchar o a aceptar comentarios.
6. Amabilidad
Los grandes líderes, lideran desde el corazón. Viven la sabiduría de que es la bondad de su espíritu, cómo tratan, piensan y se relacionan con los demás lo que marca la diferencia cuando se trata de desarrollar un equipo cohesivo impulsado por el éxito. Cuando somos amables, naturalmente venimos de un lugar genuino y sensible. Los líderes excepcionales son amables y usan la empatía para guiar cada una de sus palabras, actos y acciones. Cuando tenemos esto, somos capaces de ser amables, incluso con aquellos que no nos importan. Esto no es una debilidad o una vulnerabilidad. Ser empático es nuestra mayor influencia sobre los demás. No hay ninguna cualidad humana que nos lleve más lejos en la vida que la amabilidad. No debemos esforzarnos sólo por tener éxito. Debemos esforzarnos por ser excepcionales. Cualquiera puede tener éxito.
7. Desinteresado
Los grandes líderes devuelven. Entienden que obtienen más de dar, que de recibir. Cuando devolvemos, aumenta nuestra propia calidad de vida, nuestra percepción de lo que tenemos y nos recuerda que debemos estar agradecidos por nuestras vidas, mientras somos testigos del impacto que tenemos en las vidas de los demás. Cuando devolvemos, nos sentimos bien. Nos recuerda el amor y la abundancia que tenemos en nuestras vidas, inspirándonos a seguir luchando para tener éxito para tener más y más para devolver. Para ser excepcionales debemos abrazar el poder que viene de dar. Devolver es la construcción de relaciones. Es a través de la participación en nuestras comunidades que desarrollamos relaciones de calidad que también nos devuelven. La gente quiere estar vinculada con otros que están dando. La gente quiere trabajar para personas y empresas que se preocupan. Los grandes líderes no quieren ser recordados por su valor neto, prefieren ser recordados por cómo hicieron sentir a otras personas.
Los líderes excepcionales viven según la Regla de Oro. Para ser excepcionales por derecho propio, debemos hacer lo mismo. Debemos ponernos en la situación del otro y preguntarnos cómo nos gustaría que nos trataran en su situación, y hacer todo lo posible para darles lo que se merecen. Cuanta más empatía aportemos a nuestros problemas de relaciones, más éxito tendremos. La empatía, la humildad, la amabilidad y la comprensión provienen del amor. No hay nada más atractivo para los demás que estar en presencia de una persona amorosa. Los líderes excepcionales viven esta sabiduría.
Artículo traducido y adaptado de Entrepreneur.
Francisco Esteban Pérez Yoma es un ingeniero y empresario chileno del sector inmobiliario. Estudio en el Saint George’s College y en la Universidad de Chile, donde se tituló como Ingeniero Civil.